Cuando las cosas se tuercen
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Tenga en cuenta que este curso ha sido creado para personal del Reino Unido. Por tanto, su contenido está basado en la legislación, directrices y recomendaciones actuales del Reino Unido.
Todos los organismos y recursos mencionados en este curso son del Reino Unido.
Como miembro de diversas unidades de rescate en aguas de montaña y en cuevas, puedo dar fe de que, como médico, hasta los conocimientos más básicos pueden ayudar a salvar la vida de una persona cuando las cosas se ponen feas. Así que presta atención, porque no se trata solo de ayudarte a ti mismo o a los demás en el trabajo, sino también a familiares o incluso a desconocidos en tu día a día. Ningún sector puede presumir de un historial de seguridad del 100 %, pero, obviamente, algunos son más propensos a los accidentes que otros. La industria del cine y la televisión tiene evidentes riesgos inherentes, por la propia naturaleza de nuestro trabajo. Y una lesión puede afectar, no solo al miembro del equipo o del reparto en un momento concreto, sino que puede provocar una discapacidad, el fin de una carrera, la pérdida de ingresos, la pérdida de tu casa... Si las cosas se tuercen, quienes ocupan puestos de responsabilidad pueden acabar siendo investigados, lo que puede dar lugar a acciones judiciales, crearte antecedentes penales, multas, pérdida de reputación, empleo y ganancias.
La reglamentación sobre gestión de la salud y la seguridad y la reglamentación sobre primeros auxilios en el trabajo establecen que debe realizarse una evaluación de riesgos de primeros auxilios para cada día de rodaje y cada localización de lugares de rodaje. La evaluación informará a la producción sobre qué primeros auxilios serán necesarios, cuántos socorristas se necesitarán diariamente y también aconsejará cuándo realizar actividades específicas, como el trabajo en exteriores, con grúas, con efectos especiales, con armas de fuego y las escenas de riesgo. Cada producción está obligada a emplear un determinado número de socorristas, además de un enfermero. Esta es una buena razón por la que merece la pena invertir en el curso completo de tres días de capacitación en primeros auxilios en el trabajo, o en un curso de un día de primeros auxilios de emergencia, que te permitirán convertirte oficialmente en socorrista, y te darán la confianza y los conocimientos necesarios para ayudar a las personas en tu trabajo y en la vida en general. La prestación de primeros auxilios no es algo que pueda improvisarse, sino que debe existir un protocolo que establezca claramente qué socorristas deben entrar en acción en caso de emergencia, accidente o incidente. Si no estás cualificado para prestar primeros auxilios, existen algunos procedimientos de sentido común que puedes aplicar en la mayoría de las situaciones.
Antes de prestar primeros auxilios, debes solicitar el consentimiento de la víctima, si está consciente. Observa la zona para asegurarte de que puedes proceder con seguridad. Evalúa de qué tipo de accidente se trata y si es algo a lo que puedes hacer frente. No pongas en peligro tu vida ni la de ninguna otra persona. Aísla el peligro, si puedes hacerlo con seguridad. Si la víctima rechaza la ayuda, apártate hasta que la solicite. Mantén la calma, tranquiliza al herido, céntrate en lo positivo, asegúrale que estás ahí para ayudarle. Ponte en contacto con el socorrista de la producción, ya sea el enfermero asignado o un miembro del equipo, o llama a urgencias, o las tres cosas, según las circunstancias. Cuando llames a urgencias, facilita toda la información que puedas, como el lugar del accidente, el tipo de incidente, si necesita otros servicios, el número de víctimas, el alcance de las lesiones y el lugar donde se encuentra la víctima. Si no sabes cómo ayudar, si no estás cualificado, no hagas nada que pueda empeorar la situación.
Recuerda que un profesional de urgencias te aconsejará mejor y te será de más utilidad que tú mismo, así que explícale la situación de emergencia, después de darle tu ubicación. Cada año mueren de infarto 43 000 personas menores de 75 años en el Reino Unido. ¿Sabrías cómo ayudar a un compañero de trabajo, a un familiar o a un amigo, si estuvieras a su lado? Se puede sufrir un infarto a cualquier edad, por lo que este capítulo puede incluso ayudarte a comprender tu propio cuerpo y sus síntomas. El contenido y las imágenes siguientes son obra de la British Heart Foundation.
No siempre es fácil darse cuenta de que alguien está sufriendo un infarto. Los signos y síntomas pueden variar y, a veces, ni siquiera los hay. Pero existen algunos síntomas típicos que pueden darnos pistas. Muchas personas que sufren un infarto sienten un dolor en el pecho, que no desaparece con el reposo; suele ser un dolor que envuelve el pecho como una banda apretada. Puede extenderse o afectar solo a los brazos, la garganta, el cuello, la mandíbula, la espalda o el estómago. La persona puede sentir malestar y mareos. Puede notar que le falta el aire, parecer más pálida de lo habitual, o sudorosa. Si alguna vez te encuentras en una situación de emergencia como esta, en la que sospechas que alguien puede estar sufriendo un infarto, ponla lo más cómoda posible, preferiblemente apoyándola contra algo firme y doblándole las rodillas; esto puede ayudar a la respiración y hacer que el corazón trabaje menos. A continuación, pide ayuda llamando al 999 o una ambulancia al 112. Apresúrate. Quédate con ella y tranquilízala, pero no le des nada de comer ni de beber.
Si alguna vez te encuentras en una situación de emergencia como esta, en la que alguien parece estar inconsciente, comprueba si hay peligro y, a continuación, si la persona responde. Sacúdele suavemente los hombros y pregúntale en voz alta qué ha pasado, si se encuentra bien. Si no responde, grita pidiendo ayuda.
Debes abrirle las vías respiratorias y comprobar si respira con normalidad. No tardes más de 10 segundos en hacerlo. Si no respira con normalidad o tienes alguna duda, debes pedir a alguien que llame al 999 o una ambulancia al 112. Si estás solo, tendrás que dejar el lugar del incidente y hacerlo tú mismo. La persona que haga la llamada debe decir que hay un adulto que no respira.
Inicia la compresión torácica sin demora. Arrodíllate junto a la víctima, pon la base de la mano en el centro de su pecho y, a continuación, la base de la otra mano encima de la primera, entrelaza los dedos de las manos y procura no aplicar la presión sobre las costillas. A continuación, colócate verticalmente por encima del pecho de la víctima, con los brazos estirados, presiona hacia abajo a unos 5 o 6 cm del centro del pecho. Después de cada compresión, suelta toda la presión sobre el pecho, pero sin separar las manos del pecho. Repite a un ritmo de 100 a 120 veces por minuto, es decir, unas dos compresiones por segundo; los movimientos de compresión y de liberación deben durar el mismo tiempo.
Después de 30 compresiones, hazle el boca a boca dos veces, abre de nuevo las vías respiratorias y tápale la nariz con los dedos índice y pulgar apoyando la mano en la frente. Deja que abra la boca pero mantén la barbilla levantada; después, respira con normalidad y coloca tus labios alrededor de su boca, asegurándote de que queda bien cerrada. Sopla varias veces en su boca, toma alrededor de 1 segundo para hacer que su pecho se hinche como en una respiración normal; si es así, el boca a boca estará funcionando. Manteniendo la cabeza de la víctima inclinada y la barbilla alta, deja de soplar en su boca y observa cómo desciende su tórax al salir el aire; a continuación, inspira normalmente y vuelve a soplar en su boca. Debes hacerle dos veces el boca a boca; a continuación, vuelve a colocar las manos sin demora en la posición adecuada sobre el tórax y hazle otras 30 compresiones torácicas, después otros dos boca a boca y así sucesivamente. Esto se llama reanimación cardiopulmonar o RCP.
Si hay otra persona para ayudar, cámbiate con ella cada dos minutos para no cansarte demasiado. Detente solo si la víctima da señales de vida o si empiezas a estar agotado; no esperes que la víctima se recupere en esta fase. Probablemente necesites continuar con la RCP hasta que llegue la ayuda profesional. Recuerda el método D-R-S-A-B-C: Danger (comprueba si hay peligro), Response (comprueba si hay respuesta), Shout (grita pidiendo ayuda), Airway (abre las vías respiratorias), Breathing (comprueba si la respiración es normal) y CPR (comienza la RCP). Si no puedes o no quieres hacer el boca a boca, haz las compresiones torácicas; es mucho mejor que no hacer nada. Si es posible, utiliza un DEA, un desfibrilador externo automático. Esto aplica una descarga eléctrica controlada al corazón cuando es apropiado. Puede hacer que recupere un ritmo que permita al corazón bombear sangre a todo el cuerpo.
Vivimos en una época en la que hay que tener mucho cuidado a la hora de dar a alguien lo que se conoce como el beso de la vida. Así es como puedes ayudar a administrar la RCP solo con las manos, en los tiempos actuales de coronavirus o cualquier pandemia similar.
Hay momentos en la vida en los que ser un tipo duro es muy útil. Por ejemplo, si un tío se desploma delante de ti, ¿qué haces? Necesitamos un voluntario que no respire. Aquí hay uno que dejé antes por aquí. Primero, llamas al 999... Sí, ya lo sé... luego nada de besos, en los labios solo besas a tu mujer. Presiona fuerte y rápido aquí en el centro del pecho para mantenerlo con vida.
Recuerda llamar al 999, presiona fuerte y rápido para mantenerlo con vida, usa solo las manos para la RCP. No es tan difícil como parece.
Los vemos en estaciones de tren, aeropuertos, estadios, pero ¿sabríamos realmente utilizar uno para salvar la vida de alguien? Tómate un momento para saber cómo funciona un desfibrilador.
Esto es un desfibrilador. Puede salvar la vida de una persona, pero solo si lo usas. Un desfibrilador es un aparato fácil de usar, no necesitas ninguna formación para utilizarlo, porque te dirá exactamente lo que tienes que hacer.
Su función es devolver el corazón a un ritmo normal en caso de paro cardiaco, pero solo te indicará que apliques una descarga si es necesario. Si encuentras a alguien inconsciente, que no responde y no respira, o que no respira con normalidad, es porque está sufriendo un paro cardiaco. Es importante actuar de inmediato porque su corazón ya no bombea sangre al cerebro ni al resto del cuerpo. Lo primero que hay que hacer es llamar al 999 e iniciar la reanimación cardiopulmonar. El operador de urgencias te explicará qué hacer y te dirá dónde se encuentra el desfibrilador más cercano; si hay alguien cerca, pídele que vaya a buscarlo.
Los desfibriladores suelen estar situados en los lugares de trabajo y en espacios públicos como aeropuertos, centros comerciales, centros de servicios y actividades varios y estaciones de tren. Pueden llevar la etiqueta D-A-P, Desfibrilador de Acceso Público, o D-E-A, Desfibrilador Externo Automático, y cualquiera puede utilizarlos en caso de emergencia. El desfibrilador evaluará el ritmo cardiaco y solo te dirá que apliques una descarga si la víctima lo necesita.
Por lo tanto, puedes utilizarlo sin riesgo alguno. Si es necesaria la descarga, esta tratará de restablecer el sistema eléctrico del corazón para que vuelva a latir con normalidad. Junto con la reanimación cardiopulmonar, con los desfibriladores se consiguen las mejores posibilidades de supervivencia. Así pues, cuando te encuentres en una situación de paro cardiaco, actúa, procede a realizar la reanimación cardiopulmonar y busca un desfibrilador lo antes posible. Para obtener más información sobre desfibriladores, visita bhf.org.uk/defibs. La BHF ayuda a evitar muertes por paro cardiaco. Beat Heartbreak Forever.
El atragantamiento es una situación que nos podemos encontrar en el trabajo, en casa o en un restaurante. Echa un vistazo a algunos aspectos básicos para ayudar a una persona que se esté atragantando.
Si alguna vez te encuentras en una situación de emergencia como esta, en la que alguien se está atragantando, si está consciente, intenta que tosa; si no puede hablar, no puede respirar, su respiración es jadeante o intenta pedir ayuda sin poder hablar, tienes que proceder al método del golpeo en la espalda. Colócate a un lado y ligeramente detrás de la víctima, sujétale el tórax con una mano e inclínale hacia delante, de modo que cuando se desprenda el objeto que provoca la obstrucción, salga por la boca en lugar de seguir bajando por las vías respiratorias. Una vez en esta posición, dale hasta cinco golpes fuertes en la espalda entre los omóplatos con la base de la otra mano; comprueba después de cada golpe si ha desaparecido la obstrucción.
Si la víctima sigue atragantada, debes intentar lo que se denomina compresiones abdominales para tratar de eliminar la obstrucción de las vías respiratorias forzando la salida de aire de los pulmones. Colócate detrás y rodea con los dos brazos la parte superior del abdomen, justo debajo de la caja torácica, inclínale hacia delante, cierra el puño y colócalo entre el ombligo y la parte inferior del esternón. Agarra esta mano con la otra y tira fuerte hacia dentro y hacia arriba, haz hasta cinco compresiones abdominales y, de nuevo, comprueba después de cada una si ha desaparecido la obstrucción. Repite la secuencia de golpes en la espalda y las compresiones abdominales hasta eliminar la obstrucción. Si la víctima queda inconsciente, llama al 999 o llama a una ambulancia al 112 y aplícale la reanimación cardiopulmonar.
Si alguna vez te encuentras en una situación de emergencia como esta, con alguien sangrando abundantemente, quítale la ropa para dejar la herida al descubierto, presiona encima de la herida con la mano; si tienes un apósito, o puedes ponerle algo limpio, hazlo. Si por alguna razón no puedes hacer presión, intenta apretar los bordes de la herida. Si hay algo que sobresalga de la herida, no intentes quitarlo, podría hacer que sangrara más. Utiliza siempre guantes desechables si dispones de ellos. Siempre que sea posible, la parte herida debe situarse más alta que el corazón; esto ralentiza el flujo sanguíneo a la herida. Lo ideal es tumbar al herido y evitar que se enfríe. No le des nada de comer ni de beber. Llama al 999 o al 112 lo antes posible.
Cualquier accidente, grande o pequeño, debe registrarse por escrito una vez que se haya solucionado la situación. Incluso los accidentes potenciales, como la caída de un foco de un equipo de iluminación, aunque no hiriera a nadie, deben registrarse y notificarse para entender por qué ocurrió y evitar que vuelva a producirse. Este informe de actuación debe presentarse por escrito en un formulario a la producción o la empresa con la que se trabaja. Los detalles sobre cómo presentar este informe deben figurar en su política de salud y seguridad, o pregúntale a tu jefe de departamento o a tu representante de salud y seguridad. Ahora, aunque parezca un trabalenguas, la notificación de lesiones, enfermedades e incidentes peligrosos de la Reglamentación de 2013, que a veces llamamos RIDDOR por sus siglas en inglés, es un elemento importante de la legislación y obliga a los empresarios, trabajadores autónomos y personas que trabajan en instalaciones controladas a informar de determinados accidentes de trabajo graves, enfermedades profesionales e incidentes peligrosos especificados al organismo de control local.